Desde una perspectiva histórica sobre la evolución de la civilización humana, especialmente en los últimos dos siglos, queda evidente que el papel y la importancia de los profesionales de los medios en iluminar y promover valores humanos compartidos, como la justicia, la paz y la oposición a la injusticia en diversas sociedades de todo el mundo, han sido sumamente vitales e influyentes.
Los medios de comunicación, al servir como plataformas para la difusión de información y perspectivas, poseen un potencial excepcional e incomparable para alterar actitudes y catalizar transformaciones sociales. En las últimas décadas, con el desarrollo de las tecnologías de comunicación modernas, especialmente en el ámbito virtual, el panorama de los medios de comunicación y las actividades relacionadas con los medios ha experimentado una transformación significativa.
Para convertirse en un actor influyente en los medios, ya no se requiere antecedentes profesionales dentro de entidades mediáticas tradicionales como periódicos y redes de noticias televisivas. En cambio, debido a la aparición de innovadoras plataformas de redes sociales como Instagram y X (anteriormente Twitter), cualquier individuo interesado y preocupado puede evolucionar hacia un actor influyente en los medios, a menudo denominado influencer. Los influencers de los medios, debido a la alta tasa de penetración de las redes sociales basadas en lo virtual, tienen la capacidad de concienciar sobre temas y narrativas que reciben una cobertura limitada de fuentes mediáticas oficiales.
Por ejemplo, pueden abordar temas como la pobreza, la desigualdad y el cambio climático, proporcionando información sobre las causas subyacentes de estos problemas, alertando así al público sobre la necesidad de un discurso vigilante sobre soluciones. Además, estos influencers de los medios ayudan a su audiencia a obtener una comprensión más profunda de las prioridades que los medios tradicionales, a menudo bajo la influencia de sistemas capitalistas occidentales, tienden a pasar por alto.
Esta difusión de información fomenta el discurso público sobre temas que son frecuentemente descuidados por intereses hegemónicos. Por ejemplo, la cobertura de temas como la represión de las mujeres musulmanas en Europa, la discriminación racial y religiosa contra minorías religiosas en países como Francia, o la opresión del pueblo palestino por parte del régimen sionista, puede llamar la atención y amplificar estos asuntos que son sistemáticamente censurados o ignorados por los medios de comunicación occidentales.
Afortunadamente, los estudios globales indican que las periodistas y activistas de los medios de comunicación hoy ocupan una posición significativa y distinta en el ámbito de la iluminación mediática, siendo notable su capacidad y habilidades para generar conciencia entre las audiencias.
Según un informe de las Naciones Unidas en 2022, las mujeres constituyen el 40% de los profesionales de los medios de comunicación en el mundo. Es interesante destacar que en 2010, las mujeres representaban solo el 30% de los profesionales de los medios de comunicación en todo el mundo, lo que indica el rápido crecimiento y la sustancial contribución de las mujeres en el panorama mediático global. Por lo tanto, los esfuerzos colaborativos y la creación de redes de activistas de los medios de comunicación femeninos en todo el mundo pueden dar lugar a la formación de una red mediática altamente capaz e impactante a nivel global. Esta capacidad, cuando se materializa, puede servir como una plataforma efectiva para promover y difundir valores y virtudes humanas comunes, incluida la libertad y la oposición a la injusticia.
Además, esta capacidad puede aprovecharse de manera efectiva para enfrentar la opresión y la tiranía, especialmente al tratar con fuerzas hegemónicas globales, en particular en relación con la nación palestina oprimida.
Afortunadamente, la iniciativa de organizar el primer Festival de Medios en Mashhad, junto con el establecimiento de una red de influyentes figuras femeninas de los medios de comunicación de todos los rincones del mundo, puede potencialmente actuar como un catalizador para fortalecer el poder blando y la diplomacia mediática de nuestro país a escala global, centrándose en la promoción de valores humanos genuinos y compartidos. En conclusión, es importante reconocer que el diseño y la implementación de una iniciativa tan valiosa, especialmente bajo las restricciones impuestas por las fuerzas hegemónicas globales, reflejan las capacidades extraordinarias y la resistencia de la Revolución Islámica y, en particular, del actual gobierno revolucionario centrado en el pueblo.