Algunos historiadores afirman que Tariq ibn Ziyad (a quien le dieron el nombre del estrecho de Gibraltar) ordenó que sus barcos fueran incendiados al cruzar el estrecho e ingresar a España. Esta orden tenía como objetivo eliminar cualquier pensamiento de escape entre sus soldados. Incluso se dice que solo guardaron provisiones para 24 horas y quemaron el resto. Esto generó una sensación de urgencia entre sus tropas, obligándolas a luchar con una mayor motivación por su propia supervivencia. A pesar de estar significativamente en menor número, salieron victoriosos, y esto podría haber sido una de las razones de su éxito. Además, se mencionaron otras tácticas como sembrar discordia entre las fuerzas enemigas que también contribuyeron a su triunfo.
Ahora, imagina si Tariq les hubiera dicho a sus soldados: “Dado que hay posibilidad de bajas, todos son libres de irse. No los detendré”, o si hubiera afirmado: “Incluso el enemigo no obstaculizará su camino, y la vía está completamente abierta”. ¿Qué hubiera pasado? O, por ejemplo, si hubiera declarado: “La certeza es que todos moriremos. Si tienen miedo, si tienen dudas, si alguien se interpone en su camino, si sus bienes y posesiones no tienen propósito, o por cualquier otra razón, pueden irse”. ¿Alguno habría permanecido en su ejército?
Considera a una persona que tiene la intención de cambiar el gobierno actual y establecer uno nuevo, acompañada por un grupo de seguidores y aliados. ¿Es posible que constantemente dé excusas a sus compañeros a lo largo del viaje y siembre dudas en sus mentes sobre continuar en este camino? ¿Podría un comandante sitiado por el enemigo, la noche antes de una batalla, decirles a sus soldados: “Apagaré las luces para que puedan aprovechar la oscuridad de la noche y marcharse”?
Si un líder y comandante hiciera tales cosas, ¿qué razones tendría para que sus soldados se quedaran y participaran en una batalla desigual? ¿Es lógicamente consistente elegir conscientemente la derrota y la muerte?
Elegir la dificultad es un asunto complejo, y uno podría pensar que es algo alejado de la realidad. ¿La humanidad se ha cansado tanto de la vida que se entrega voluntariamente a la muerte sin razón? Según el principio del amor propio (mencionado anteriormente), todos los humanos eligen acciones que creen que están a su favor. Incluso aquellos que se suicidan creen que es lo mejor para ellos. Cuando realizamos un acto por otros, un acto “altruista”, realmente creemos que contribuye a nuestro crecimiento personal.
Entonces, si la historia nos dice que existió un comandante rodeado de tales compañeros, debemos reconocer que sabían que sus muertes estaban en su propio interés. Sus muertes no fueron para establecer un gobierno, sino para transmitir el mensaje de la verdad al mundo, y tales muertes son una victoria en sí mismas. El comandante tenía fe en sus palabras como la luminosidad del día. Así les dijo a sus compañeros: “Pueden aprovechar la oscuridad de la noche y dirigirse hacia otro camino”.
Para alejarse de la verdad, las excusas siempre son abundantes y fácilmente disponibles. La “verdad” valora solo la “elección consciente”.
